La ética es una de las cuatro dimensiones básicas de la existencia humana, lo que se manifiesta en todas las culturas. Junto con el sentido de lo estético, lo religioso y lo verdadero, la ética está siempre integrando la convivencia humana (Educación Permanente).
La práctica de la ética apareció en todas las culturas, antes incluso que la ciencia propiamente dicha, como la disciplina del buen vivir y del buen hacer. Esta disciplina intenta responder a una pregunta radical y poco especulativa.
¿Cómo vivir de manera que nuestras acciones nos permitan alcanzar aquello que consideramos nuestros fines fundamentales, guardando una buena relación tanto con nuestra identidad individual y colectiva como con nuestras aspiraciones a futuro? No ha habido cultura que no haya elaborado cierto grado de especulación sobre el vínculo de medición que existe entre la forma de vivir y la consecución de los fines perseguidos por los grupos humanos. Esas formas de hacer las cosas, que la experiencia ha validado como adecuadas y correctas, teniendo en cuenta la historia y la realidad presente de cada grupo humano, conforman el cuerpo de las costumbres y de la ética de los pueblos.
Hoy día, evidentemente, la cuestión ética se enfrenta a las nuevas condiciones culturales que imperan. Concretamente, los paradigmas de la globalización, la posmodernidad, el relativismo cultural y el pluralismo religioso y filosófico salen al encuentro de la ética y ponen en cuestión sus pretensiones de ser el parámetro del comportamiento de una comunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario